domingo, 22 de febrero de 2015

Experiencias - "Homenaje a una compañera fiel de viajes"

"Hoy mi pequeña... Hoy es un día que ni tú ni yo sabíamos que llegaría. Siento no haberme despedido de ti como te merecías mi pequeño gran corazón. Te hubiera llevado a nuestro último y torpe paseo para que te llevases buen sabor de boca de esta Tierra. Será una muerte dulce y sin dolor. Te dormirás pequeña, te dormirás para siempre, pero nunca desaparecerás porque te llevaré muy dentro de mi corazón, igual que hice con Peki y Chati, tú eres una más mi chiquitina. Mi perrita Peki fue la primera antes que tú, yo era una enana cuando ella estaba en casa. Chati fue mi fiel gatita, esa que te despertaba cada mañana con un mordisco en la oreja, también tuvo lo mismo que tú, pero ella pudo escapar de la eutanasia y no nos permitió pasar el mal rato, prefirió irse a morir sola para que la recordasemos siempre sanamente y libre."







 Cuantos paseos hemos compartido juntas, Mechitas. Cuantos buenos y malos momentos hemos saboreado en esos largos paseos de horas. Siempre sabías cuando iba al campo, tenías ese instinto, no sé en qué lo notabas pero cuando iba a salir por la puerta era muy difícil ir sin ti. Nunca podia ir sola al campo, porque parecía que te era infiel al no llevarte conmigo, parecía que te traicionaba. Vaya si es cierto, te quedabas bien triste cuando lo hacía, y no podía verte de ese modo, siempre conseguías que te llevara.

Tan fiel has sido compañera, que hasta enfermaste de lo mismo que yo. Dicen que los animales son un reflejo de sus dueños. ¿Dueños? Realmente yo no era dueña de ti, sino tú de mí, corazón. Te adueñaste de mí sin que me diera cuenta. Recuerdo cuando comenzamos a caminar juntas... No nos llevábamos bien con las cadenas. Tú me querías gobernar a mí y yo a ti. No nos poníamos de acuerdo en el caminar y ambas nos enfadabamos. Pero con el tiempo y la práctica fuimos cogiendo el ritmo juntas. Aprendiste a andar con la cabeza bien alta y a marcar tus pasos elegantemente, con esa cola bien alta y estilizada que coleteaba alegremente siempre que salíamos juntas a la calle. La gente se sorprendía cuando te escapabas y te perdías entre ellas, pues las mirabas y les atendías como si fueras uno más de ellos. Nunca olvidaré que me lo dijeron, además de que todos los cazadores del pueblo te deseaban y querían para ir a sus días de caza y que siempre les respondíamos que NO, que estabas mejor así. Al final aprendímos que estabámos mejor en el campo, que allí podíamos ir a nuestra bola y sin ataduras. 

Un cuarto de hora atadas hasta llegar al "Cañaveral"... Allí te soltaba e íbamos sueltas hasta llegar a la carretera, te llamaba: ¡Mechas! Te miraba, me agachaba y te esperaba con el collar para que entraras tu cabecita. Venías obedientemente, sabías que lo daba por poco tiempo y que era por tu seguridad. Cruzábamos la carretera y te volvía a soltar en el camino de nuestra libertad. Te adelantabas andando y me esperabas. Al igual que hacía yo cuando me adelantaba y te quedabas atrás, pero dabas una carrera y me pillabas enseguida. Que buenos recuerdos amiga. Fuimos fieles compañeras de viaje. Han sido muchos, muchos que recordaré para siempre. No olvido ningún detalle importante de mi vida. Y tú has sido uno de los más grandes, pues nos educamos juntas y supimos bien qué es el respeto.

Este año no sólo yo he sufrido esta enfermedad, tú la has vivido y sentido en carnes amiga. Los días que hospitalizaba junto con mis padres, tú te sentías muy sola y abandonada en esta gran casa. Cuidabas de ella, pero llorabas por nosotros día y noche. La gente que pasaba por la calle sentía tu dolor. Belencita sólo podía acompañarte por las noches y los fines de semanas. Has sufrido tanto como nosotros esta enfermedad amiga, tan es así, que hasta se te acentúo todo, envejeciste muy rápidamente en 21 días, te salieron cataratas en los ojos, te chocabas por las paredes y puertas y el tumor te creció mucho más rápido. Todo por el estrés que has vivido al no poder salir de casa y no tener nuestro calor y amor durante esos días, pues tú querías ayudar y no podías hacer nada más que permancer encerrada. 

Has sufrido mucho amor, lo sé. Pero también sé que has sido bien amada, pues te fuiste recuperando poco a poco. Te iban a sacrificar cuando te chocabas y estabas torpe, pero no lo permití, pues no te quejabas, no te dolía y seguías buscando juego así como el comer. Curioso lo que hace el amor amiga. Todas mis mascotas al igual que tú, me han dado grandes lecciones. Y tus cataratas fueron desapareciendo en cuanto recibiste lo que echabas en falta. Dejaste de chocarte por las paredes o quedarte sentada mirando hacia otro lugar esperando a que te echara algo de picar. No olvidaré aquel día que me fui al baño y luego volví a la cocina y seguías ahí sentada mirando hacia donde yo estaba antes. Lo siento, me tuve que reír amiga. Busqué a mamá para que te viera ahí parada. Realmente te quedaste ciega, pero recuperaste la vista gracias al amor, sin operación alguna. Las cosas increíbles que suceden fiel compañera.

Cuantas cosas me has enseñado amiga, cuantas compartimos y cuantas no olvidaré. No puedo contar toda una vida en un simple texto como este, pero al menos dejo un reflejo de lo que tú eras para poder rescatar el resto de ti siempre que quiera. 

¡Siempre te querré amiga, y estarás muy dentro de mi corazón!



No hay comentarios:

Publicar un comentario