martes, 17 de marzo de 2015

Experiencias - "¡Preparados! ¡Listos! ¡Ya! ¿Dónde está la meta?"



"Una vida... Una meta... Obstáculos... ¡Nunca sabes su fin!

Mil proyectos en mi vida, todos detenidos por una meta que se acerca y se pone más cruda y dura a medida que te acercas a ella. 

Tempomusic detenido desde diciembre de 2013. Mi alma, mi sueño y lo que siempre me mantuvo llena de ilusión y vida. Mi parto en la vida que no pudo cumplirse porque la gestación se detuvo. Ahora sigue detenida y no sabe cuál será su puerto. Si bien es cierto que la vida me está empujando a vivir con más fuerza, pero sobre todo, con la garra que antes no clavaba en la Tierra.

Dejaré huella en todos los corazones que se acerquen al mío, y sobre todo, los llenaré de Luz y Alegría. La Vida es un Regalo y merece la pena todo el Sufrimiento y Dolor que haya que pasar para Vivirla.

La batalla es dura y todavía queda un trayecto duro. No sé que será de Tempomusic, pero volveré.

Distintas culturas me llaman y me atraen desde hace años. Mi alma jamás ha sido gobernable y jamás podrá ser domada. Un ser libre por excelencia me considero, y en las limitaciones del vivir lo he sentido más que nunca. Incluso en las limitaciones se puede ser libre. 

¡LIBERTAD DE SER Y FLUIR ES LA VIDA! ¡COMPARTIR! No hay más."


Estas fueron las palabras que salieron el domingo día 15 de marzo tras escuchar la canción "Kecharitomene" de Loreena McKennitt el sábado y ayudarme a levantar el ánimo danzando al son árabe y celta. "Llena de Gracia", así se traduce el título de la canción que encuentras al inicio de este texto, pero por favor, déjame llevarte a la canción en su estado original.



Todo en la vida tiene un sentido. Nunca he creído en las casualidades. Todo tiene un destino, una finalidad y no surge sin más. Siempre decía en Tempomusic que la música marca distintas etapas de nuestras vidas, pero existen melodías que aparecen en nuestras vidas para no separarse nunca de nuestros corazones. Existen canciones que llegan a marcar el ritmo de nuestro destino y que aparecen una y otra vez en él con el paso de los años. Ésta precisamente, me despertaba tras las largos y duros días de pesadez por la quimioterapia. Durante la semana anterior, a penas me he movido del sofá. Por suerte, estuve entretenida con cómics manga que me dejó una amiga. Miento, si que me he movido, ha sido para ir al servicio más de 10 veces a lo largo del día, no hay que olvidar las diarreas y las faltas de ganas de comer. Tampoco dejemos de lado el resfriado que me cogí 6 de Marzo cuando fui a realizarme las analíticas de sangre para controlar que las defensas están bien, ni que ese domingo, día 8 de marzo, el porta o reservorio (donde me pinchan la quimio) abrió la piel por la zona donde me hicieron el corte para introducirlo.

La semana del 9 de Marzo en adelante ha sido muy dura para mí. El domingo lloraba desconsolada sin saber qué pasaría con el porta; si me lo pondrían en otro lado o qué. No me importaba otra cicatriz más, ¿o si? Quizá si. Da igual, si sobrevives es lo de menos, pero duele tener que pasar por esto sabiendo que la meta está tan cerca. Puede que me queden dos o tres sesiones más de quimioterapia antes de la operación, y que existan otras después de ella. Una sola preguna: ¿Por qué ahora con lo poco que me queda? No puede ser fácil el destino, ¿verdad? Está claro que aquí "el dolor" es lo único que reina para llegar al final de la meta. Menos mal que puedo calmarlo y sosegarlo con la mente o con buenos momentos regalados por las personas que me quieren y nunca dejan de abrazarme y apoyarme para que siga siendo fuerte. 

El lunes pensé que me tendrían que poner la quimio en mis finas venas, pero mi oncólogo me envió al cirujano para que me viera. Todas las enfermeras del hospital del día se disgustaron mucho cuando me lo vieron antes que mi oncólogo, pues pensaban que me lo cambiarían de lugar, de hecho, cuando me lo dijeron, se me saltaron las lágrimas a mí. No eran de dolor, sino de rabia. Rabia porque me queda poco, rabia porque sería otra marca más que me recordará esta batalla, rabia porque no dejo de encontrar obstáculos en este camino. Esperé en urgencias a la cirujana. Para mi suerte, era Ana Nieves, la cirujana que me operó el 5 de Septiembre. Menuda alegría nos entró en el cuerpo a mi madre y a mí al verla. Mi madre gritó emocionada desde la otra sala: "¡María! ¡Es Ana Nieves! Menuda sonrisa tenía dibujada mi madre, y menuda se me dibujó a mí al verla. Entré en la habitación y le conté la situación.

"- Buenos días Ana Nieves. Me ha dicho la otra doctora que me vais a tener que quitar el porta y hoy lo necesito para recibir la quimioterapia. Un amigo me dijo que eso no sería necesario, que se me podrían dar unos puntos. 
-Tranquila, la zona del porta no está infectada. No hace falta que te lo cambiemos de lugar, pero sí tendremos que recolocarlo porque está tan superficial que te ha sucedido esto. Te daré uno puntos para que puedas recibir hoy la sesión de quimioterapia y te abriremos un hueco la semana que viene para recolocartelo. "

[Nuevamente he vuelto a pagar las consecuencias de las vacaciones en la sanidad. El porta, me lo puso un médico que no era español y que además me dió un trato muy frío cuando me vino a visitar. Tras la intervención, me abandonó por el cambio de turno y me subieron a planta sin mis padres. Estuve más de una hora sola en la habitación una vez que me reanimaron. Mis padres me estuvieron esperando abajo, preocupados y sin saber nada de mí.]

Miro la senda que caminé y cada día me sorprendo más por los obstácules que pasé. Hace un año me desmallaba cuando me sacaban la sangre y me tenía que tumbar para que eso no sucediera. El día 9 de Marzo me pusieron anestesia local alrededor del porta. Fueron 6 pinchazos parecidos al de una picada de una avispa. No dolía el pinchazo, sino el líquido que entraba. Es mucho peor la inyección que me ponen en la quimioterapia para evitar los espasmos del intestino y del estómago. Ahí me vieras, tumbada en la camilla, mirando hacia la pared de mi izquierda y sintiendo en mi hombro derecho a Ana Nieves. Veía la somba del hilo, e incluso vi la aguja. Le pregunté con calma: ¿queda mucho? Ella respondió: Ya estamos terminando.

 Me pusieron unas minipegatinas, pues los apositos que me ponen me dan alergia y podrían empeorar más la situación. Me pidió el teléfono y me dijo que me llamarían para concretar la hora del miércoles. También me dijo cuando estaría ella, su compañero Luis o Arancha, otra cirujana que conozco, por si esto empeoraba durante esa semana, poder acercarme directamente y pedirles que me atiendan.

Bueno... ¡Preparados! ¡Listos! ¡Ya!


 

No puedo contar todo lo que ha sucedido durante semana y media en un post que debe ser breve. Así que resumo y sacudo todo. Ha sido una semana dura en la que mi cuerpo ha pesado más que nunca y que tuvo que ser sacado a rastras el domingo aunque la espalda me clavara cuchillos y me durmiera de sueño. Las diarreas no han cesado desde el lunes pasado hasta este porque además de la quimio, he estado con antibióticos para enviar a pasaeo un resfriado. No me han faltado los 5 pinchazos en la barriguita de las defensas desde el jueves pasado hasta el lunes día 16 de Marzo. Y ayer me pasé la mañana en el sofá tras todas las pruebas que me realizaron para el anestesista que me hace la valoración para la operación de Córdoba. Por la tarde fui al fisioterapeuta para descargar la espalda, y fue una gran tortura ese masaje que luego me dejó nueva. Hoy no ha faltado el dolor, por no variar... Me levanté con agujetas, dolor de espalda y a la hora de hacer de vientre me quedaba paralizada del dolor que recibia al sentir pasar las heces algo más espesas que las de la diarrea. Trato de desayunar y ese mismo dolor me sorprende. Un dolor que te invita a tumbarte y tratar de relajarte con el sueño. Desayuno destrozado, pero ya pasó, ya es de noche y pude comer bien a mediodía. Mañana entro en quirófano a las 9 de la mañana, debo ir en ayunas. Peso 42 kilos, perdí 2 durante esta semana con las diarreas. Queda poco... Eso me dice la gente. ¡Sí! Queda poco, pero mientras tanto... Es divertido todo lo que me pasa, ¿verdad? 

No hay semana o día que me vea libre del dolor, pero... ¿sabes qué...?


 ¡VOY A SACUDIRLO BAILANDO ESTA ÚLTIMA CANCIÓN QUE TE PUSE!

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